miércoles, 2 de marzo de 2011

La Vida Cristiana Victoriosa Capitulo Siete

por Alan Redpath

La Recompensa de la Realidad

Josué 5:12

Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó.
Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas.
Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.
Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?
El respondió: No; más como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?
Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.
—Josué 5:10–15

En los dos capítulos anteriores nos detuvimos con los hijos de Israel en las riveras del Jordan mientras buscábamos prepararnos para las batallas espirituales que tenemos que enfrentar.

Gilgal, como ya lo he dicho, fue un lugar clave para ellos. Ha sido, creo yo, un lugar de prueba para nosotros. Hemos tenido que aprender lecciones allí que no han sido fáciles de aprender. Pero hemos llegado a entender que antes de que halla un Pentecostés debe haber un Calvario, y antes de que pueda haber un derramamiento de los ríos de agua viva del trono de Dios a través de los corazones de Su pueblo debe haber muerte a nosotros mismos y el abandono absoluto a la voluntad de Dios.

Yo me imagino que algunos de ustedes pudieran estar diciendo, “¿Valdrá la pena? ¿Será que debo pagar tan grande precio? Seguramente puedo ser menos despiadado conmigo mismo y menos real con Dios. ¿Debo ir tan lejos? Sin duda es posible vivir la vida en un nivel cristiano que no demande tanto de mi personalmente.” Claro, que la respuesta a la pregunta es, “Si, es perfectamente posible.” De hecho, el que tanta gente se conforma con tener una experiencia que es menos que lo mejor es patentemente evidente en nuestros días. Esa es la razón por al que la Iglesia de Dios en esta hora tan tremenda es tan incapaz de enfrentar la situación con recursos y autoridad celestiales.

Solo la persona llena con el espíritu de Dios y que está siendo ferviente por Dios y viviendo en la experiencia del Nuevo Testamento de una vida santa, puede igualar el reto de este siglo. Los millones de personas cometidas al cien por ciento al comunismo pueden ser resistidas y vencidas, creo yo, por un comparativo puñado de cristianos cometidos al mismo grado a la causa de Cristo.

Pero, ¿En donde están? La tragedia es que muy a menudo los que piensan que siguen la sana doctrina, y piensan que tienen la respuesta de la Palabra de Dios, les falta tener más devoción a nuestro Señor. Demasiado a menudo aquellos que piensan que saben algo de su Biblia y que entienden lo que Dios está haciendo en el mundo, que reconocen que los días que quedan son pocos y que pronto Jesús nuestro Señor va a estar aquí de nuevo y entonces será demasiado tarde—igualmente, digo yo, esas personas están tratando de mantener a la maquinaria de la iglesia funcionando. Muy a menudo ellos están ocupados tratando de lidiar con diferencias personales y tratando de llevarse bien el uno con el otro. Muy, muy a menudo a la maquinaria le esta faltando el aceite del Espíritu de Dios. Es algo trágico cuando hombres que están bien en su doctrina, bien de la cabeza, están tan a menudo mal de corazón. ¡Oh que pudiéramos ver la ironía que presenta esta imagen y enfrentemos de nuevo la necesidad de estar ciento por ciento cometidos al Señor Jesucristo antes de que sea demasiado tarde!

Hay dos lecciones más que debemos aprender en Gilgal antes de que podamos comenzar una guerra contra el enemigo. Hemos aprendido hasta aquí que Gilgal era un lugar de remembranza y resurrección. Era también un lugar de renunciación y restauración, en donde fue renovada la comunión con Dios. Ahora quiero mostrarle de estos versículos en Josué que es aun más un lugar de realización y revelación. “Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.” (Josué 5:12). Usted podrá observar que son tres días sucesivos los  mencionados en esta porción de la Palabra de Dios. En el día catorce celebraron la Pascua; al día siguiente comieron el fruto de la tierra, y un día después cesó el mana. Que rápido responde Dios a sus hijos cuando son obedientes. Cuan ligeramente las fuerzas del cielo operan cuando el pueblo de Dios esta bien con El.

En el mismo día del año en el que comenzaron a tomar del fruto de la tierra, siglos después Jesucristo nuestro Señor resucitó de la tumba. ¿No capta esta imagen el momento en la experiencia Cristiana cuando comenzamos a darnos cuenta de que todos nuestros recursos deben ser tomados de un Señor resucitado y victorioso?

¡Cuando el cristiano comienza a contar con Su presencia, a considerar Su victoria, y a hacer uso de Su poder, es como entrar en un mundo completamente diferente! El hijo de Dios que encuentra que su fe que ha sido arraigada firmemente en la cruz ahora comienza a dar fruto por que esta en contacto viviente con el trono de Dios. ¿Que no es una nueva etapa en la experiencia cristiana cuando no solo vemos hacia atrás a la cruz sino también hacia un Cristo vivo sobre el trono? Empezamos a obtener de El un poder celestial infinito cada momento de cada día, y descubrimos que el Cristo que murió por nosotros es de hecho nuestra vida. Todos nuestros manantiales frescos están en El y “nos volvemos en las primicias de los que durmieron.”

El mana es alimento para el desierto; era apropiado para el viaje a través del desierto. Suplió las necesidades del pueblo en el desierto y continuó hasta que el fruto de la tierra estuvo disponible. Nunca hay una interrupción en el suministro de Dios para Sus hijos. Puede que haya momentos en circunstancias externas cuando El nos causa que nos preguntemos y cuestionemos lo que El esta haciendo con nosotros. Puede que haya momentos en los que nuestro corazón se encuentre lleno de dolor y sufrimiento, pero nunca se da una pausa en el suministro de la luz celestial desde el trono de Dios.

Pero existe, sin embargo, esta distinción, que Dios busca siempre dirigir a Sus hijos a nuevas e inexploradas áreas de la vida de redención en Jesucristo nuestro Salvador. Para poder hacer esto el siempre esta buscando quitarnos de lo excepcional y extraordinario, según se representa con el mana, el constante flujo del suministro de Su gracia en el poder de Su resurrección. Pero cuan renuente es la gente Cristiana para considerar la posibilidad de seguir adelante. Cuan renuentes son para contemplar la posibilidad de cualquier cambio en como Dios lidia con nosotros.

Supongo que es verdad en esto, como lo es en todo aspecto de la vida, que entre mas envejecemos, menos nos gusta la idea del cambio y mas sospechosos nos hacemos de el. La vieja casa, los viejos modos, los viejos hábitos, los viejos amigos—ellos son siempre mejor, y es tan difícil dejarlos. Pero llega el momento en la instrucción del hijo de Dios cuando los viejos modos han cumplido con el propósito de Dios y cesan de ser los medios de disciplina para el crecimiento del hijo en la guerra Cristiana. Pues siempre recuerden amigos cristianos, que ustedes son mucho mas importantes para Dios que el trabajo que hacen para El, y que cada pieza de trabajo que El les confía a ustedes es meramente el medio en Sus manos para causarles que crezcan a la completa conformidad con la imagen de u hijo Jesucristo. Por lo tanto, Dios siempre esta buscando dirigir a Sus hijos, a que se preparen para el cambio, y a prepáralos para nuevas experiencias en Su gracia y poder.

Tomen un inventario de su vida, mis amigos. No se hagan dependientes del entusiasmo emocional, de las emociones espirituales, y de las reuniones espectaculares. Todas estas son evidencias de la inmadurez Cristiana; ellas son para el niño de kinder. ¿Anhela usted poder ser fuerte para Dios? ¿Anhela ver a satanás huyendo? Entonces coma del fruto de la tierra. Jesús sacia al hambriento de cosas buenas; El satisface al alma añorante, y El es suyo hoy para guiarle, para darle discernimiento en la estrategia espiritual al atacar a las fuerzas del mal en Su nombre. Permita que su vida Cristiana llegue al punto de dar fruto por medio de la cruz y a obtener su poder del trono. Deje los ABC’s de la fe Cristiana y siga adelante hasta que Dios le de fuerza y poder a través de disfrutar del Cristo resucitado y lo designe como guerrero en la batalla contra el mal.

Gilgal se volvió en un lugar de realización. El viaje por el desierto terminó, la carnalidad de esa experiencia acabó, el alimento que era apropiado para ello cesó, el pueblo toma una nueva vida en la tierra de la bendición de la misma manera que nosotros tomamos nuestros nuevos recursos en nuestro Cristo resucitado. Pero yo quiero mostrarle que Gilgal era más que eso: era un lugar de revelación.

Ahora los Israelitas están ya casi listos para la batalla. Han estado disfrutando de los alimentos de la tierra, pero solo para salir a vencer a los enemigos en la tierra. Luego Josué sale a reconocer. Delante de el está Jericó, aparentemente impenetrable, sin embargo no la pueden dejar sin capturar. Me imagino a ese general, que tenía experiencias en campañas en el desierto, preguntándose, “¿Cuantas escaleras iré a necesitar para poder escalar ese muro? ¿Y cuantos arietes se ocuparan para derribar esas puertas tan poderosas?”

De repente se le presenta un hombre que lo enfrenta y lo reta. Pero Josué valientemente pregunta, “¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?” ¿Quién podría ser este hombre, con su espada desenvainada y en la mano? La respuesta al reto de Josué fue tan clara como el cristal. “como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora.” Sin vacilar ni por un momento Josué calló de rostro a los pies de este gran comandante. Fueron las mismas palabras que este gran comandante habló cuarenta años antes a Moisés, diciendo, “quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.” (Ex. 3:5).

Seguramente este era el mismo delante del cual un leproso calló y adoró en gratitud por haber sido limpiado. Sin duda este no era sino el Salvador a los pies del cual Pedro calló en su barca reconociéndolo como su Señor. El es del que Juan nos dice en el Apocalipsis que es “Rey de reyes y Señor de señores.” No es sino Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, que ha venido en ese momento a encontrarse con Josué.

¿Porque ha venido? ¿Tomará El, el mando en lugar de Josué? ¿Tomará El la autoridad de Josué? Quizás, pero no primordialmente. Ha venido, dice El, como príncipe de los ejércitos de Jehová, y al decir “ejércitos de Jehová” no se refería al pueblo que estaba acampado en Gilgal, sino de un ejercito no visto, invisible al ojo humano, uno que rodea el trono de Dios desde toda la eternidad listo para obedecer Sus ordenes y conducir operaciones en los lugares celestiales contra el enemigo satánico. Varias veces en la Palabra de Dios leemos acerca de ese ejército. Jacob lo vio cuando volvió de su exilio. El siervo de Eliseo lo vio cuando se encontraba atrapado por los ejércitos de Siria y miró a su alrededor un ejército de seres celestiales que iban a defenderlo. El Señor Jesús habló de este ejército cuando salió del huerto de Getsemaní y dijo que—doce legiones de ángeles estaban a Su disposición en cualquier momento, y que con tan solo un susurro de El podrían rasgar el cielo y destruir a Sus enemigos. ¿Acaso no es la historia total de la Biblia la narrativa de un lado, de las fuerzas espirituales del mal que controlan el mundo y, del otro lado las fuerzas espirituales de la luz quienes, cuando Jesús vuelva de nuevo, destruirán a todo enemigo y lo echaran al infierno?

Siendo que Josué adoró delante de este gran Comandante y calló a Sus pies, y se hizo aliado de El y de Su gran poder y aceptó Su liderazgo en el ataque del enemigo, ¿Nos debe sorprender que los muros de Jericó hayan caído sin que se hubiera librado batalla alguna? ¿Nos debe sorprender que ejércitos enteros hayan huido de delante de Josué y que la tierra de Canaán haya sido conquistada en solo siete años? Estos eran solo los resultados terrenales visibles, de las victorias ganadas en los lugares celestiales con las fuerzas angélicas. Los muros de Jericó cayeron sin un solo disparo, por así decirlo, por que Josué se había aliado y rendido en adoración a este príncipe de los ejércitos de Jehová. Gilgal era un lugar de revelación. Oh que el Espíritu Santo escribiera Su Palabra en su corazón y el mío y nos ayudara a entenderla, para que podamos comprender el verdadero carácter de nuestra lucha y el secreto para obtener la victoria.

Detrás de los vastos poderes de los imperios y gobernantes impíos en el mundo hoy, detrás de los 800 millones de personas cometidos a morir por el poder del comunismo, esta la autoridad satánica. Detrás de la dureza de corazón contra la verdad y la indiferencia de hombres y mujeres al evangelio de Jesucristo esta el dios de este mundo, que ha cegado la mente de aquellos que no creen. Detrás de la resistencia de la esposa, el esposo, los hijos o padres a la Palabra de Dios; detrás del hogar dividido, el corazón roto, la vida arruinada, y el testimonio destrozado esta satanás, quien en estos últimos días de gracia esta usando todo su poder, pues el; sabe que el tiempo es corto.

Detrás de el rápido cierre de la puertas al servicio misionero, detrás del fracaso de tantos misioneros en soportar la prueba de la salud y fuerza y espíritu, detrás de la evacuación a diestra y siniestra de una estación misionera tras otra, detrás de la falta de dinero para mantener a los misioneros en el campo misionero, detrás de todo esto esta satanás, quien ha agarrado los corazones y bolsillos del pueblo de Dios y los ha mantenido por así decirlo en sus garras. Reconozcamos esto en la presencia de Dios—pues significa o avivamiento o ruina para todos nosotros.

¿Cual es nuestra respuesta a una necesidad en esa escala y de ese carácter? ¿Que intentamos hacer? Hacemos esfuerzos gigantescos, pensando en este y aquel método que va a atraer a la gente a nuestras iglesias. Planeamos publicidad emocionante y damos premios. Gastamos grandes cantidades de dinero para traer a la gente a escuchar el sonido del evangelio. Y cuando todo acaba, nos retiramos de la lucha—cansados, desconcertados, decepcionados y perplejos.

¿Que podemos hacer? Hemos hecho todo esfuerzo bajo el sol. Hemos cubierto nuestra ciudad con anuncios publicitarios y lanzado grandes campañas. Pero, aparte de unos cuantos aquí y otros cuantos allá, los resultados son trágicamente carentes. En esta generación satanás parece estar capturando a millones para si mismo en comparación con los cientos que vienen a Jesús.

Sin embargo, “las armas de nuestra milicia nos son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (II Corintios 10:4). Que el Espíritu Santo le ilumine para que entienda esta palabra y permita que se apodere de su corazón. A través de toda Su vida aquí El Señor se enfrentó a estos mismos enemigos espirituales. Lo acosaron en el desierto; concentraron sus fuerzas en El en Getsemaní; lanzaron un ataque total sobre El en la cruz, y dijeron, “si eres el Hijo de Dios, baja de allí.” Pero en Su muerte El los resistió y luego triunfo sobre ellos.

El ascendió a través de todos sus rangos, desafió su autoridad, y los despojó de Si mismo mientras ascendía al lugar de supremacía por encima de todos ellos. “Y Dios sometió  [no, por favor note, “someterá” sino sometió] a todos Sus enemigos bajo Sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” (Efesios 1:22–23).

Dios perdónanos por que estamos intentando hoy luchar contra enemigos espirituales con medios carnales. No se puede hacer. Que el nos perdone cuando parece ser que pensamos que planeando, que con publicidad, anuncios, campañas, y trabajando vamos a lograr algo, cuando, por cierto no logramos nada. ¿Que no hemos entendido que las armas de nuestra milicia no son carnales?

¿Esta usted cometido al ciento por ciento a vivir una vida santa? ¿Se ha determinado a dejar todo pecado revelado? ¿Se ha determinado aliarse por fe con el Cristo de suprema autoridad? Si lo ha hecho, una vez mas la iglesia puede tomar la espada y, en lenguaje del antiguo testamento, la puede blandir y decir, “La espada de Jehová y de Gedeón.” “Edificaré mi iglesia;” dijo el Señor Jesús, “y las puertas del hades no prevalecerán contra ella.” (Mateo16:18).

Una joven común y corriente, sentada al frente de una maquina de escribir en su oficina y pensando que no puede hacer mucho en la obra del Señor, puede, si esta unida al Señor en el cielo, dar un testimonio que es irresistible. Un hombre que trabaja en una fabrica cinco días por semana, entre compañeros obscenos y blasfemos y casi desesperado por ver que parece ser que no pasa nada por el Señor, puede darse cuanta que la fe no es solo volverse hacia la cruz sino que también es ver hacia el trono, y así comenzar a obtener poder celestial para empezar a hacer cosas que cuenten para Dios.

Para un joven o jovencita sin educación, el intentar enseñar a un puñado de pequeños niños en la escuela dominical pensando en como se puede hacer esto, le puede llegar un momento de experiencia cuando el o ella se unen al Cristo vivo sentado sobre Su trono, y Dios puede empezar a obrar y los Jericó a caer. 

Para una sencilla ama de casa con un esposo que por años se ha rehusado a aceptar a Cristo, y un hogar que ha estado dividido, puede llegar un día la realización de que su fe esta puesta en un Señor omnipotente, y que la fe unida a la omnipotencia se vuelve fuerte y poderosa. Luego Dios comienza a hacer lo que no pudo hacer toda una vida y el hombre se salva.

Todo lo que Dios pide de nosotros es que llevemos al Señor Jesucristo al corazón de la Iglesia para que todo miembro en ella se una al trono. Si somos cautivados por el Cristo viviente, entonces Dios comienza a obrar. Llega el avivamiento, y las vidas son bendecidas. Así son salvas las almas, y la iglesia se mueve como un poderoso ejercito. 

Vida  Cristiana Victoriosa: Estudios en el Libro de Josué 
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