miércoles, 12 de enero de 2011

La Hermandad de los NO Avergonzados

Autor Desconocido

Yo soy parte de la hermandad de los no avergonzados. Yo tengo el poder del Espíritu Santo. La suerte ha sido echada, he ido más allá de los límites. La decisión ha sido tomada. Soy un discípulo de Jesucristo. 

No miraré hacia atrás, no voy a ceder, ni a disminuir la velocidad, no me retiraré, ni permaneceré inmóvil. Mi pasado ha sido redimido, mi presente tiene sentido, mi futuro esta seguro. He terminado y acabado con vivir en la bajeza, con ser movido por lo que veo, con los planes pequeños, con las rodillas lisas, con los sueños sin color, con las visiones mansas, con la habladuría trivial y ordinaria, con la tacañería, y con las metas enanas.  

Ya no necesito la preeminencia, la prosperidad, la posición, los ascensos, la adulación o la popularidad. No tengo que tener la razón, o ser el primero, estar por encima de todos  o ser reconocido, alabado, tomado en cuenta, o galardonado. 

Ahora vivo en la presencia, aprendo por fe, amo con paciencia, levanto en oración y trabajo en poder. Mi paso esta marcado, mi manera de andar es rápida, mi meta es el Cielo, mi camino es estrecho y áspero, mis acompañantes pocos, mi guía confiable, mi misión clara. 

No puedo ser comprado, comprometido, disuadido, atraído a apartarme, darme la media vuelta, diluido o demorado. No me acobardaré al enfrentar el sacrificio, no vacilaré en la presencia de la adversidad, no negociaré a la mesa del enemigo, no reflexionare ante el estanque de la popularidad, o deambularé en el laberinto de la mediocridad. No me daré por vencido, ni me echare hacia atrás,  no aflojaré ni me callaré sino hasta que halla predicado, orado, pagado, guardado, y me haya mantenido firme por la causa de Cristo. 

Soy un discípulo de Jesucristo. Debo seguir hasta que Él regrese, dar hasta que quede exhausto, predicar hasta que todos sepan, y trabajar hasta que Él venga. Y cuando Él venga por los Suyos, no tendrá ningún problema para reconocerme. ¡Mi bandera será claramente vista! Por que no me avergüenzo del evangelio, por que es el poder de Dios para salvación de todo aquel que cree…”

-autor Desconocido


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